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Más seguridad económica, más bebés

Cómo se vinculan las condiciones del mercado laboral a las tasas de fecundidad en Europa

La población europea disminuye cada año y una de las razones es el descenso de los nacimientos. Sin embargo, dentro de la tendencia general de disminución siguen existiendo grandes diferencias entre los países europeos en cuanto a la edad al primer nacimiento y el número de hijos por mujer. La investigadora Alícia Adserà estudia los motivos de dichas diferencias y el papel que en ellas desempeñan las tasas de desempleo y las condiciones del mercado laboral.
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Mehr wirtschaftliche Sicherheit – mehr Babys
Copyright: Tobilander

La población europea disminuye cada año y una de las razones es el descenso de los nacimientos. Sin embargo, dentro de la tendencia general de disminución siguen existiendo grandes diferencias entre los países europeos en cuanto a la edad al primer nacimiento y el número de hijos por mujer. La investigadora Alícia Adserà estudia los motivos de dichas diferencias y el papel que en ellas desempeñan las tasas de desempleo y las condiciones del mercado laboral.


Desde finales de los años sesenta el número de nacimientos ha disminuido en toda Europa. Actualmente, las tasas de fecundidad en la mayoría de los países se encuentran por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer, con excepción de Irlanda, Francia y los países nórdicos (ver tabla 1). El comportamiento reproductivo es el resultado de continuas y complejas decisiones individuales, que pueden verse afectadas por condiciones inciertas y que varían bajo diferentes restricciones institucionales y económicas. Existe, por consiguiente, una relación significativa entre el contexto económico y la fecundidad.


 


Diferencias entre países


Alícia Adserà, de la Universidad de Princeton, analiza las posibles asociaciones entre el nivel de desempleo del país, las instituciones del mercado de trabajo y la fecundidad, así como entre el momento de la maternidad y el contexto económico cambiante, con el objetivo de determinar si tales asociaciones son responsables de una porción importante del descenso de la fecundidad. Para ello utiliza datos de encuestas de de 50.000 mujeres en 13 países europeos.


La autora mide la diversidad de convenios y contratos laborales en Europa, incluyendo en sus análisis las tasas de desempleo, la proporción de empleo en el sector público y a tiempo parcial, además del PIB per cápita y las prestaciones por maternidad.


 



Tabla 1: Índice Sintético de Fecundidad (ISF), Descendencia Final de la cohorte (DF) y Descendencia Final de la Cohorte Acumulada del primer nacimiento (DFCA) hasta los 27 años. Cohortes y países europeos seleccionados


 


La incertidumbre del desempleo


Durante las décadas de los 80 y 90 se produjo un fuerte aumento del desempleo y de la incertidumbre en toda Europa, que afectó a su vez las tasas de fecundidad. Adserà encuentra una clara  asociación negativa entre el desempleo y la fecundidad, independientemente de la medida del desempleo utilizada (desempleo total, femenino, juvenil o de largo plazo) e incluso considerando los controles relativos a las políticas favorables a la familia. En los países en los que el desempleo femenino era muy bajo (alrededor del 5%) y menos duradero, casi dos tercios de las mujeres (64%) ya eran madres a los 30 años de edad. Sin embargo, un elevado y duradero desempleo condujo tanto al retraso de la maternidad como al retraso del nacimiento del segundo hijo. En estos escenarios, apenas el 50% de las mujeres fueron madres a la edad de 30 años. Una mujer desempleada en etapas tempranas de la vida, podría posponer la maternidad para dedicar más tiempo a su educación y experiencia laboral. A su vez, podría preocuparse por la posibilidad de no encontrar trabajo después de la interrupción laboral debida al nacimiento de un hijo. Su pareja también podría estar desempleada y, como consecuencia, se reducirían los recursos domésticos disponibles. Además, en momentos de dificultad económica, los padres podrían desear invertir más en la educación de cada hijo y, por lo tanto, decidir tener solamente uno o dos hijos. De una manera u otra, el resultado es la disminución del número de hijos (ver Tabla 2).  



Tabla 2: Brecha de género en las tasas de desempleo, desempleo de larga duración, prevalencia de empleo público, de empleo a tiempo parcial y legislación protectora del empleo (LPE) en Europa en los años 90.


 


El sector público y las posibilidades de trabajar a tiempo parcial


Una amplia capacidad de empleo en el sector público proporciona generalmente seguridad y beneficios y, por lo tanto, se espera que venga acompañado de tasas de fecundidad más altas, en especial en lo que se refiere al segundo y tercer hijo. Las diferencias en el nacimiento del primer hijo entre países con un sector público medio y aquéllos con sectores públicos más amplios son bastante pequeñas. Sin embargo, éstas se amplían cuando se considera el nacimiento del segundo y del tercer hijo. Adserà explica lo anterior señalando que las mujeres posponen la maternidad hasta haber conseguido un empleo seguro en el sector público y una vez conseguido, deciden tener más de un hijo (ver Tabla 4).



Tabla 3: Proporciones estimadas de mujeres que experimentan la transición a nacimientos de diferente orden según la tasa de desempleo y la proporción de empleo público del país correspondiente.


 


Trabajar en el sector público y trabajar a tiempo parcial están asociados positivamente con el nacimiento de un segundo hijo, aunque esta asociación es más débil si se toman en cuenta los ingresos totales del hogar. El efecto del empleo a tiempo parcial es positivo y significativo en el modelo de la transición al segundo hijo. Adserà señala que las mujeres pueden estar inicialmente interesadas en posiciones a tiempo completo pero, una vez que se encuentran en una posición de negociación más fuerte que las protege de perder su empleo, deciden trabajar menos horas para cubrir sus responsabilidades profesionales y familiares. En los países europeos analizados, las mujeres que trabajan a tiempo parcial en el sector público son, entre todas las madres, las que tienen más rápidamente un segundo hijo. 


En cambio, las mujeres con contratos no permanentes o temporales, que carecen de antigüedad, ingresos estables y que cuentan con beneficios reducidos, son las menos proclives a tener un segundo (y tercer) hijo. Este resultado es incluso más significativo en el Sur de Europa, donde prevalecen los contratos temporales. 


 


Menos incertidumbre, más bebés


Entre otros resultados, el nacimiento del primer hijo también se produce con mayor rapidez en los países que disponen de prestaciones por maternidad más generosas. Cuando las instituciones del mercado de trabajo reducen la incertidumbre relacionada con la maternidad, facilitan la conciliación entre trabajo y familia y permiten a las parejas una mejor planificación familiar. Esto influye, ciertamente, en los niveles de fecundidad. Las políticas orientadas hacia el pleno empleo, las reformas laborales que no relegan a los más jóvenes a contratos volátiles y las leyes que no penalizan empleos a tiempo parcial surgen como las estrategias más apropiadas para estimular la fecundidad.


 


 


Please note that only the English version is citable as this is the version that has been approved by the author(s). Please cite the PopDigest as: Robles, Isabel (2012): More Economic Security - More Babies: How labour market conditions are linked to European fertility rates. PopDigest 32. Berlin: Population Europe. Available at: http://population-europe.eu/pop-digest/more-economic-security-more-babi…. (Date of Access)


This Population Digest has been published with financial support from the Progress Programme of the European Union in the framework of the project “Supporting a Partnership for Enhancing Europe’s Capacity to Tackle Demographic and Societal Change”.