La ayuda facilitada, fuera de las instituciones asistenciales formales, puede llegar de muchas formas: cuidando del cónyuge que sufre discapacidades físicas o mentales crónicas, ayudando a un vecino en edad avanzada con las actividades domésticas diarias o cuidando a sus nietos. En este contexto, un reciente estudio llevado a cabo por Athina Vlachantoni, de la Universidad de Southampton, explica cómo las personas de mediana y avanzada edad proveen ayuda informal. Utilizando los datos del English Longitudinal Study of Ageing (ELSA) del 2006, este trabajo explora aspectos sobre los cuidadores de mediana y avanzada edad, como: ¿quién cuida a quién?, ¿quién pertenece al grupo de “cuidadores 24 horas al dia”? o ¿cómo se interrelaciona la prestación de cuidados informales por parte de personas mayores con su propia salud e integración laboral?
¿Quién cuida de quién y cuándo?
Según los resultados del estudio, alrededor del 9% de los hombres y el 15% de las mujeres de 50 años y más en el Reino Unido proporcionaron activamente cuidados informales a alguna persona en el año 2006.
En la mayoría de los casos, los cuidadores pertenecían al grupo de “mayores jóvenes” con edades comprendidas entre los 50 y los 64 años de edad. La probabilidad de cuidar de una persona disminuye con la edad, reduciéndose de un 12% entre los 50 y 59 años a menos de un 5% entre los de 80 y más.
El cuidado puede ser una experiencia radicalmente diferente para hombres y mujeres: muchas mujeres cuidan de sus padres y suegros, hijos, nietos, amigos y vecinos. Los hombres, si prestan cuidados informales, tienden a proporcionarlo a sus cónyuges. Sin embargo, a veces continúan haciéndolo hasta las etapas más avanzadas de la vida: el 6% de los hombres mayores de 80 años siguen cuidando de sus cónyuges (ver figura 1).
Figura 1: Tipo de relación entre cuidadores (hombres y mujeres) y personas asistidas, 2006.
En cuanto al tiempo dedicado al cuidado, el estudio muestra que más de la mitad de los cuidadores de mediana y avanzada edad proporcionan entre 1 y 19 horas de cuidado a la semana. Sin embargo, una quinta parte cuida de alguien las 24 horas del día, siete días a la semana. De estos “cuidadores 24 horas al dia”, el 50% tiene 65 o más años, grupo donde la proporción de hombres y mujeres es casi la misma. No obstante, los hombres de estas edades proporcionan este tipo cuidado intensivo, casi exclusivamente a sus cónyuges o parejas (88%), mientras que las mujeres cuidan también de su padre, madre o de alguno de sus suegros (16%) o de un hijo o nieto (22%).
La salud de los cuidadores
Como muestra el estudio, varios millones de británicos proporcionan cuidados informales, algunos durante las 24 horas del día, a una edad en la que muchos de ellos comienzan a padecer el deterioro de su propia salud.
De acuerdo con el estudio de Vlachantoni, los cuidadores de mayor edad declaran tener mejor salud que los no cuidadores. Sin embargo, la proporción de cuidadores que evalúan su propio estado de salud como bueno decrece con el aumento de la intensidad del cuidado. Por ejemplo, mientras que el 78% de los cuidadores a tiempo parcial con hasta 19 horas de cuidado informal piensan que disfrutan de buena salud, entre los cuidadores que proporcionan 50 horas o más de cuidados el porcentaje se reduce al 60%.
A pesar que estos resultados no proporcionan información sobre la relación causal entre la salud y la asistencia sanitaria, permiten realizar dos interpretaciones. En primer lugar, las personas más sanas son las primeras que asumen las responsabilidades de asistencia. En segundo, una asistencia de alta intensidad va a menudo de la mano de un peor estado de salud.
Cuidado y cuidadores: ¿conciliación o exclusión?
Casi dos tercios de los cuidadores de mediana y avanzada edad tienen entre 50 y 54 años. Muchos siguen estando, por tanto, en la fase laboral activa de sus vidas. ¿Consiguen conciliar el cuidado informal con la participación en el mercado de trabajo o quedan excluidos del mercado laboral como consecuencia de sus responsabilidades asistenciales?
Los resultados del estudio apoyan con bastante claridad la hipótesis de la exclusión: entre los cuidadores de 50-64 años, solamente el 50% trabaja por cuenta propia o ajena, mientras que entre los que declaran no prestar cuidados informales la cifra es del 64%. Además, cuantas más horas invierte un cuidador, menores son las probabilidades de que se encuentre activo en el mercado laboral. En cualquier caso, es necesario investigar más a fondo para poder determinar si las personas se comprometen poco o nada en el cuidado informal mientras son laboralmente activas o si, por el contrario, interrumpen su trabajo remunerado para proporcionar cuidados informales a sus seres queridos.
Será importante explorar estas interdependencias, así como la repercusión del cuidado en la propia salud, debido a que las sociedades envejecidas probablemente necesitarán en el futuro una mayor cantidad de cuidado informal.
Please note that only the English version is citable as this is the version that has been approved by the author(s). Please cite the PopDigest as: Frosch, Katharina (2011): Caring for One's Dears: Providing informal care in mid and late life. PopDigest 16. Berlin: Population Europe. Available at: http://population-europe.eu/pop-digest/caring-ones-dears. (Date of Access)
This Population Digest has been published with financial support from the Progress Programme of the European Union in the framework of the project “Supporting a Partnership for Enhancing Europe’s Capacity to Tackle Demographic and Societal Change”.