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Entre tenerlo todo y tener suficiente

Comparando los niveles de trabajo y bienestar de las familias a nivel europeo

Compaginar el trabajo y la familia es un reto diario para la mayoría de las personas. En el futuro podría resultar aún más difícil, ya que la disminución de la población europea requerirá que todos trabajen más. En un reciente estudio, Katarina Boye explora la conexión entre el bienestar, el trabajo remunerado y las obligaciones domésticas y compara la repercusión que las diferentes políticas familiares tienen sobre este triángulo en Europa. Los resultados sugieren que los conflictos entre trabajo y familia son la cuestión más importante que aún queda por resolver.
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Tout avoir ou en avoir suffisamment
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Compaginar el trabajo y la familia es un reto diario para la mayoría de las personas. En el futuro podría resultar aún más difícil, ya que la disminución de la población europea requerirá que todos trabajen más. En un reciente estudio, Katarina Boye explora la conexión entre el bienestar, el trabajo remunerado y las obligaciones domésticas y compara la repercusión que las diferentes políticas familiares tienen sobre este triángulo en Europa. Los resultados sugieren que los conflictos entre trabajo y familia son la cuestión más importante que aún queda por resolver.


Katarina Boye compara la situación de las familias con al menos un hijo menor de edad en 18 países utilizando los datos de la European Social Survey (ESS) del 2004-2005. La autora se centra en la cantidad de tiempo que las mujeres y los hombres dedican al trabajo remunerado y al hogar, y cómo ésta se relaciona con su bienestar. Boye presta especial atención al nivel del conflicto entre el trabajo y la familia que declararon los encuestados de la ESS. 


Basándose en sus enfoques de política familiar, la autora clasifica los países en cuatro grupos: a) el modelo de dos fuentes de ingresos, donde el trabajo remunerado es una tarea de hombres y mujeres y la labor doméstica una responsabilidad estatal; b) el modelo tradicional, en el que la labor doméstica es contemplada como una responsabilidad familiar y no se estimula especialmente la participación femenina en el mercado de trabajo; c) el modelo orientado hacia el mercado, en el que el Estado no asume ninguna responsabilidad por la labor doméstica, que debe ser proporcionada por la familia o terceros, y donde el trabajo remunerado femenino es visto sólo como una fuente de ingresos necesaria para la familia; d) el modelo contradictorio, en el que se anima a las mujeres a formar parte de la población activa pero, al mismo tiempo, se les atribuyen las responsables principales del trabajo doméstico (ver también la primera columna de la Tabla 1).



Tabla 1: Valores medios para el bienestar, horas de trabajo remunerado y trabajo doméstico y nivel de conflicto trabajo-familia en todos los grupos de países


 


Contemplando el nivel del bienestar, Boye señala que las mujeres manifiestan un bienestar inferior al de los hombres en todos los modelos de política familiar. La excepción se encuentra en los países que siguen el modelo de dos fuentes de ingresos, donde las mujeres y los hombres declaran casi los mismos niveles de bienestar, 16,1 y 16,5, respectivamente (valores de un índice que varía entre 0 y 25 puntos). Estos también son los valores medios más altos de los cuatro grupos de países, a pesar de que países como Dinamarca y Suiza alcanzan valores incluso más elevados,  17,5 para los hombres y 17 y 17,4 para las mujeres.


Los países agrupados en el modelo de dos fuentes de ingresos también muestran la menor diferencia entre hombres y mujeres en lo que se refiere al tiempo dedicado al trabajo doméstico, con un promedio de 13 horas semanales para las mujeres  y 7 para los hombres. Es importante tener en cuenta que la definición de trabajo doméstico empleada en este estudio no incluye el cuidado de los niños, sino “las actividades realizadas en torno al hogar, como cocinar, lavar, limpieza y cuidado de la ropa, realizar la compra, y el mantenimiento de la propiedad”.  Dada esta amplia gama de actividades, hay relativamente poca variación entre los modelos con respecto a las horas que dedican los hombres al trabajo doméstico: entre 5,4 horas (modelo tradicional) y 8 horas (modelo contradictorio). Mientras que la variación para las mujeres es mucho mayor, situándose entre 12,8 (dos fuentes de ingresos) y 20,6 (orientado hacia el mercado) horas.


En los países orientados hacia el mercado, Boye encuentra que el bienestar de las mujeres disminuye cuanto más tiempo dedican a los trabajos domésticos. Una posible razón es que la alta dependencia de los ingresos en estos sistemas sociales convierte el trabajo doméstico en una actividad especialmente poco gratificante. Para las mujeres en los países del modelo tradicional parece ocurrir lo contrario: aquí la asociación entre el trabajo doméstico y el bienestar es positivo hasta un nivel de 22 horas semanales. Las amas de casa, en referencia a las mujeres que dedican poco o ningún tiempo a ocupaciones remuneradas, no indican un mayor bienestar que las mujeres trabajadoras de ningún modelo de política familiar.


Sin embargo, la correlación positiva básica entre el trabajo remunerado y el nivel de bienestar se ve amenazada de forma significativa por los conflictos entre trabajo y familia. Cuantas más horas trabajan las personas, mayor será la probabilidad de que existan estos problemas, independientemente del modelo de política familiar dominante. En un índice entre 0 (nivel más bajo) y 20 (nivel más alto del conflicto), los valores medios de los cuatro grupos de modelos de política se encuentran entre 6,4 y 8, tanto para las mujeres como para los hombres (ver la última columna de la Tabla 1). Sorprendentemente, los hombres en la agrupación de países orientados hacia el mercado tienen el mayor nivel de conflicto trabajo-familia. Boye sugiere que esta correlación corresponde al número desproporcionadamente alto de hombres en este grupo que trabajan a tiempo completo o haciendo horas extraordinarias (más de 45 horas semanales) .


Esta investigación confirma que, a partir de una cierta carga de trabajo, el conflicto entre trabajo y familia parece ser inevitable y ninguna de las políticas familiares existentes ha marcado aún una diferencia significativa. El motivo podría ser que las circunstancias individuales son más importantes que las influencias institucionales, o que los responsables políticos simplemente deberían esforzarse más si quieren que los europeos se animen a ser más activos en ambos ámbitos. Después de todo, según concluye Katarina Boye, “para cualquier Estado del Bienestar debería ser un objetivo central disminuir la tensión que las mujeres y los hombres experimentan al tener hijos e intentar sacarlos adelante”.


 


 


Please note that only the English version is citable as this is the version that has been approved by the author(s). Please cite the PopDigest as: Matthiesen, Sigrun (2012): Between Having It All And Having Enough: Work and wellbeing of families in a European comparison. PopDigest 25. Berlin: Population Europe. Available at: http://population-europe.eu/pop-digest/between-having-it-all-and-having…. (Date of Access)


This Population Digest has been published with financial support from the Progress Programme of the European Union in the framework of the project “Supporting a Partnership for Enhancing Europe’s Capacity to Tackle Demographic and Societal Change”.